Mindfulness, un enfoque positivo y empático para afrontar la adversidad

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En el año 2018, con la idea de poner en marcha un proyecto para el aprendizaje del inglés, y movida por la curiosidad de conocer mejor que era y qué proponía MINDFULNESS, realicé un curso  para la dinamización del desempleo y emprendimiento que ofrecía el Ayuntamiento de Tres Cantos desde la Concejalía de Desarrollo Económico y Empleo de la mano de Javier Ibañez, experto y consultor en Mindfulness para empresas y organizaciones. Ya en la primera clase mi atención e interés quedaron cautivados.

Rocio García Alcántara ex concejal Desarrollo Económico y Empleo Ayto Tres Cantos y candidata del PP a la alcaldía de Alcobendas junto a Mónica Sureda experta y Máster e Investigación en Mindfulness

La experiencia y aprendizaje resultaron muy positivos, de tal forma que al siguiente año volví a realizar otro curso de nuevo ofrecido por el Ayuntamiento. Mi diseño de emprendimiento iba cogiendo forma cuando a mitad del curso me diagnosticaron un carcinoma de pecho. Rápidamente pude constatar y poner en práctica todo lo que había ido aprendiendo sobre Mindfulness.

Encontré una herramienta de gran valor sobre la que pude apoyarme tanto para la gestión de mis pensamientos, emociones y malestar físico. Mi proyecto de emprendimiento dio entonces un giro de cien grados tras darme cuenta de que mindfulness era de alguna forma aquello que yo había ido buscando desde muy joven. La integración de la persona, una teoría y una práctica que hiciera posible abordar el entendimiento de nuestra mente, nuestro cuerpo y emociones.

Decidí realizar un Máster de Mindfulness en la Universidad de Zaragoza, reconocido internacionalmente como la formación más completa en lengua hispana, para dedicarme profesionalmente a su expansión y difusión. Creé un protocolo para pacientes oncológicos con intervención en Mindfulness, Aceptación y Compasión que actualmente difundo en entornos clínicos. Y tengo la gran suerte de colaborar junto con Javier Ibañez en Mindfulnessincompany.es. Los programas de Mindfulness que ofrece el Ayuntamiento de Tres Cantos desde el año 2015 son de gran utilidad y ayuda para sus ciudadanos, que año tras años siguen pidiendo.

Desde aquí vuelvo a expresar mi agradecimiento. Como participante disfruté enormemente junto al resto de las personas compartiendo sobre cómo Mindfulness podía ayudar en diferentes formas, lo que nos estaba aportando a nivel personal a cada uno y cómo disfrutábamos de las explicaciones, anécdotas cercanía y profesionalidad de Javier Ibañez.

Como ponente he podido hacer una devolución de mi aprendizaje y seguir aprendiendo de cada experiencia, comentarios y cuestiones que se plantean en los grupos. Mindfulness es ya considerada como terapia de tercera generación y avalada desde la ciencia por sus muchos ensayos clínicos e investigaciones. Desde que en 1979 se creara el Centro de Mindfulness en la Universidad de Massachusetts (Estados Unidos) por Jon Kabat-Zinn, donde se desarrolló la técnica de reducción del estrés basada en la atención plena, Mindfulness-Based Stress Reduction (MBSR), han sido numerosos las técnicas y protocolos terapéuticos llevados a entornos clínicos, educativos, empresas y un largo etc.

Mindfulness incluye diversos aspectos y actúa desde distintos mecanismos. Habitualmente se traduce por atención plena, es decir, poner atención en aquello que ocurre en el momento presente. Para ello, se utilizan distintas técnicas, entre ellas la meditación atencional. Sin embargo, Mindfulness no significa meditación, como erróneamente se piensa. Ni tampoco, dejar la mente en blanco.

Desde los orígenes de la psicología, la atención se considera como una cualidad fundamental de la mente. William James, ya decía en el siglo XIX, que la experiencia es aquello a lo que se decide prestar atención.

La gran dispersión atencional en la que vivimos actualmente es incuestionable. La principal consecuencia de la inatención es la disminución del rendimiento de cualquier actividad que realizamos. La falta de atención supone un mayor esfuerzo y más tiempo en realizar una actividad, además de, una actividad de pensamiento continuo, que genera una fuente inagotable de estrés.

Los investigadores calcularon que lo que uno está haciendo en un momento dado supondría sólo el 4,6% de su felicidad, frente a un 10,8% que supondría el sólo hecho de estar atento a la actividad que se realiza. Una mente atenta, es pues una mente feliz frente a la mente dispersa y rumiativa.

La buena noticia es, que el entrenamiento de la atención es posible con el uso regular de prácticas determinadas. La regulación de la atención es el primer beneficio que se obtiene con la práctica de mindfulness.

Otro de los beneficios que nos aporta Mindfulness es un aumento de la consciencia corporal, nuevamente desarrollando la capacidad de poner la atención a nuestro cuerpo y de este modo poder atenderlo. Una de las prácticas más comunes es la de llevar la atención a la respiración, ya que es una de las principales funciones corporales.

Apenas estamos habituados a darnos cuenta de cómo los pensamientos generan nuestras emociones, y cómo estas a su vez producen un efecto en nuestro cuerpo. Podemos aprender a identificar nuestras emociones, observarlas, aceptar que existen sin negarlas ni evitarlas. Evitar una emoción negativa refuerza el síntoma. Podemos aprender a ser más conscientes de ellas y no reaccionar de manera mecánica e inconsciente. Cuando podemos experimentar la emoción podemos también regularla, sin dejarnos atrapar.

Por otro lado, generar metacognición, es decir darte cuenta de la actividad cognitiva de nuestra mente, nos ayudará a comprender que siempre está pensando. Es su naturaleza intrínseca. La parte del tiempo que nosotros generamos pensamiento voluntariamente se calcula que es menos de un diez por ciento del total de su actividad. Entender esto hace que podamos desvincularnos en una gran medida de nuestros pensamientos sin convertirlos en una realidad ni identificarnos con ellos.

Resaltar el hecho de que Mindfulness no debe utilizarse como una mera técnica de alivio sintomático, sino que contiene implícito un contenido ético, universal y trascendente: la evolución hacia un estado de felicidad genuino para todos los seres sintientes.

 

Mónica Sureda

Máster e Investigación  en Mindfulness