Unos ponemos el Árbol , otros montamos Belén;
muchos ubican a ambos
cual iconos de un gran Bien
en un lugar preferente
de su hogares, con fe.
Adornamos con guirnaldas
y estrellitas por doquier.
Algunas luces, bengalas…
y hasta petardos, tal vez,
se escuchan por las callejas
con susto alegre y vivez.
También se esperan los Reyes
o al viejo papá Noel
o al Olentzero navarro
o al Esteru cantabrés…
Todos anhelamos darnos
un abrazo y parabién.
Cada cual, a su manera,
celebra la Navidad.
Intercambio de regalos
con actitudes de paz.
Más reecuentros esos días
que durante el resto anual.
Unos beben… y…¡alegrarse!
otros quieren olvidar.
Algunos entonan cantos,
villancicos del lugar.
¡En el frente paran guerras
para una copa tomar!
Como si parara el tiempo,
como si hubiera más paz…
¿Por qué no seguimos siempre
este ritmo natural
y dejamos los relojes
y el calendario fatal?
Y yo ¿dónde me sitúo
en esta celebración?
¿En el dicho “cumplo y miento”
o en el amor y el perdón
y el sentimiento de hermanos, Caravaggio
hijos de un niño Dios?
pedromaría rivera
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Tiempo de Navidad’2012
